El zinc, es un mineral que está involucrado en numerosos aspectos del metabolismo celular. Estimula la actividad de aproximadamente 100 enzimas, que son sustancias que promueven las reacciones bioquímicas en el cuerpo. Desempeña un papel en la función inmunológica, la síntesis de proteínas, la cicatrización de la herida, la síntesis de ADN, y la división celular. El zinc también apoya el crecimiento y desarrollo normales durante el embarazo, la infancia y la adolescencia. La deficiencia de zinc se ha conocido por causar retraso del crecimiento e hipogonadismo. Un estudio controlado por placebo de 6 meses de duración en la India encontró que los complementos de zinc reducían la tasa de infecciones respiratorias en un 45%.
Así también otro estudio señala que el grado de inflamación de la gastritis causada por Helicobacter Pylori parece ser modulada por la concentración de zinc en el tejido gástrico.
En la próstata, se acumulan altos niveles de zinc, que disminuye notablemente con el desarrollo del cáncer de próstata; prostatitis, por ello se plantea la posibilidad de utilizar suplementos de zinc como terapia complementaria. Y por otro lado un estudio menciona que la suplementación con zinc, es un tratamiento eficaz y bien tolerado para el acné inflamatorio (Meynadier J; 2000).

El zinc contribuye al mantenimiento de los huesos, cabello y piel en condiciones normales.
El zinc contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunológico.
El zinc contribuye al proceso de división celular.
El zinc contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo.
El zinc contribuye a la formación normal de proteínas.
El zinc es un factor en la formación de tejidos.