El sulfato de glucosamina es una substancia natural que se encuentra en el cuerpo humano. El cuerpo la usa para producir una variedad de otras sustancias que están involucradas en la formación de tendones, ligamentos, cartílago, y el líquido espeso que rodea las articulaciones.
El sulfato de condroitina forma parte del grupo de los glicosaminoglicanos, que son importantes constituyentes estructurales de la matriz extracelular del cartílago, que se organizan en agregados de alto peso molecular (proteoglicanos). Los proteoglicanos contribuyen a aportar al cartílago sus propiedades mecánicas y elásticas. Gracias a su capacidad para retener agua, los proteoglicanos permiten que el cartílago articular se estire cuando se encuentra sometido a fuerzas mecánicas, proporcionándole la capacidad para soportar grandes cargas.
Algunos investigadores piensan que la parte “sulfato” del sulfato de glucosamina es también importante. El cuerpo necesita sulfato para producir cartílago. Esta es una de las razones por la cual los investigadores creen que el sulfato de glucosamina podría funcionar mejor que otras formas de glucosamina tales como el clorhidrato de glucosamina o la glucosamina acetilada. Estos otros compuestos no contienen sulfato.
La glucosamina es un factor en el mantenimiento del cartílago sano y la salud de las articulaciones.
La condroitina ayuda a aliviar el dolor articular asociado con la osteoartritis.
La vitamina C contribuye a la formación normal de colágeno para el funcionamiento normal de los cartílagos.
El manganeso contribuye al mantenimiento de los huesos en condiciones normales.